miércoles, 12 de junio de 2013

Mix de avifauna primaveral

El buen tiempo no termina de llegar y es motivo de queja para muchos individuos de la especie humana. Sin embargo, la naturaleza sigue su curso y la primavera se hace notar con infinidad de muestras que alteran el paisaje y el comportamiento de muchas especies.

El discreto acentor común (Prunella modularis), siempre cerca de los arbustos, se deja ver más que nunca estos días.



A menudo comparte el territorio con las tarabillas comunes (Saxicola torquatus). En esta época es frecuente verlas en parejas. Aquí el macho reclamando:


Y no muy lejos, la hembra con el alimento en el pico:


Me llamó la atención la coloración de este ejemplar. No sé si puede tratarse de una anomalía o si es un juvenil recién venido al mundo.



El canto ruiseñor bastardo (Cettia cetti) es como una alegre explosión que rompe la calma reinante entre la vegetación acuática. A pesar de ello, casi siempre se escapa al objetivo de mi modesta cámara. De momento me tengo que conformar con esta foto.


Los carboneros comunes (Parus major) añaden una nota de color a la cada vez más exhuberante vegetación.




Y no les van a la zaga los verderones comunes (Carduelis chloris) como este:


La dedalera (Digitalis purpurea) es una planta que me encanta y a estas alturas ya se encuentra por todas partes.


A lo largo de la historia, la dedalera ha cruzado alguna que otra vez el límite entre la aceptación y el rechazo del ser humano. Contiene una serie de sustancias activas que pueden resultar tóxicas, pero que también han resultado ser muy importantes en farmacología para las afecciones cardiacas, cicatrización de úlceras, llagas, etc.


Este mirlo común (Turdus merula) se desenvolvía con comodidad cerca de ellas. Un ave tan abundante como bonita.


Casi siempre entre la vegetación, destacan los vivos colores del macho de camachuelo común (Pyrrhula pyrrhula).



En el embalse de Cecebre, descubro que algunos cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo) parece que han decidido quedarse este verano. Estos días la tranquilidad es máxima en sus posaderos, nada que ver con las aglomeraciones del invierno.


Aún con la niebla del amanecer en el ambiente, una pareja de somormujos lavancos (Podiceps cristatus) son los únicos que muestran algo de actividad sobre las tranquilas aguas.


Me tiene intrigado el hecho de no haberlos visto desde el verano pasado, ya que en teoría es una especie más típica del invierno por estos lares. Les haré un seguimiento más intenso para saber si se trata de ejemplares sedentarios o no. En este hobby de la ornitología, una vez que uno empieza ya no hay forma de parar!



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