viernes, 15 de febrero de 2013

De la playa de Barra al Cabo Home

Aprovechando un viaje por la zona, decidí hacer una escapada express para conocer el Cabo Home. La idea era llegar hasta allí en coche, pero mi desconocimiento de la zona, unido a la escasa señalización en las carreteras, hicieron que acabase en otro lugar, eso sí, no muy lejano a mi destino. Y el aparente inconveniente pronto se convirtió en una bonita experiencia.


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Dejé el coche a la entrada de un extenso pinar que invitaba a ser explorado. La tranquilidad del lugar en una mañana fresca y soleada era el escenario perfecto para desconectar durante un rato de las preocupaciones y la rutina diaria. Y la verdad es que merece la pena perderse durante unos instantes por el laberinto de caminos que conforman este paisaje.




Caminos que seguramente no son transitados sólo por el hombre, aunque durante mi paseo esta ardilla fue prácticamente lo único que puso algo de movimiento en un paraje en el que parecía que se había detenido el tiempo.


Y al final, todos los caminos conducen a la paradisiaca playa de Barra, de arena fina y clara, bañada por gélidas y transparentes aguas del Océano Atlántico.


Afortunadamente, el urbanismo no ha llegado a todas partes y aún nos quedan tesoros como este.


En el extremo Oeste del arenal, tomo un sendero litoral que deja atrás la playa y se adentra en la Ría de Vigo. Al otro lado, la bruma difumina el caos urbanístico de la gran ciudad. Destaca la silueta de la aberración arquitectónica de la isla de Toralla.



Unos metros más adelante, el sendero gira tierra adentro por un bosquete de eucaliptos, siendo el único tramo con pendiente ascendente.


Pronto llego a una pista de tierra más ancha desde la que, unos minutos más tarde, ya puedo ver el faro del Cabo Home. Al final lo encontré.


Y así, en apenas media hora de caminata, alcanzo uno de esos lugares tan característicos de esta tierra gallega, donde la tierra y el mar se abrazan en un sinfín de retorcidos kilómetros de costa. Desde este punto las Islas Cíes quedan a tiro de piedra, y la vista es digna de quedarse un buen rato empapándose de la magia del lugar.


2 comentarios:

  1. Pues en casos como este queda demostrado que merece la pena perderse. La playa es divina, pero la última panorámica es aún mejor. ¡Me lo apunto!

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    1. Lo mejor es que está separada de cualquier núcleo de población, urbanizaciones, etc, aunque imagino que en verano estará mucho más masificada. Lo peor: que por esa zona cuesta mucho encontrar un paisaje que no esté invadido por eucaliptos.

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