miércoles, 5 de diciembre de 2012

De pajareo por el Río Lagares

Amanece en Vigo y la calma de la noche pronto se transforma en un constante ir y venir de coches y personas que salen de todas partes. En una fresca y soleada mañana de otoño, el bullicio de las grandes avenidas y las zonas industriales contrasta con la paz que se respira en uno de los pocos reductos que la naturaleza conserva en el casco urbano: el río Lagares. Allí, sus moradores con alas también van empezando su actividad, al tiempo que llegan los primeros paseantes y deportistas que recorren los 7 kilómetros de paseo fluvial que concluyen en la playa de Samil.


En la zona de marismas, las habitantes de mayor tamaño, las garzas reales (Ardea cinerea), prolongan su descanso mientras otean el horizonte asomando su largo cuello por encima de la vegetación.



Aunque siempre hay quien se anima desde primera hora.


El contraste lo encuentro en la actividad frenética de la garceta común (Egretta garzetta), que parece estar dándose un festín. Desde luego, la comida es abundante en esta parte del río.



Muy cerca, el andarríos chico (Actitis hypoleucos) hace honor a su nombre, con sus simpáticos andares, moviendo la cola arriba y abajo como un balancín.


El chorlitejo grande (Charadrius hiaticula) pasea por la zona más arenosa. En su camino se cruza con un vuelvepiedras (Arenaria interpres) que con aparente gesto aburrido también busca alimento por la orilla. Muy amigos no deben ser, porque se ignoran totalmente.




Sobre ellos, un busardo ratonero (Buteo buteo) planea sin perder detalle de lo que ocurre bajo sus alas.


De pronto, el martín pescador (Alcedo atthis) pasa como una flecha multicolor sobrevolando el río. Pienso que será un avistamiento fugaz, otro más, de esta especie. Pero en esta ocasión consigo ubicar el lugar donde se posa, con lo que puedo obtener mis primeras fotos de esta preciosa ave. De calidad pésima, pero merece la pena.



Por supuesto, no hay que olvidarse de las especies más abundantes en el río. Las gallinetas comunes (Gallinula chloropus) y ánades azulones (Anas platyrhynchos) viven aquí de forma permanente y se reproducen en este hábitat.



En una zona arbolada, un canto estridente me hace desviar la vista del río para detectar la presencia de una invasora: la cotorra argentina (Myiopsitta monachus). Pronto me doy cuenta de que no es un caso aislado, pues la colonia es bastante numerosa.


Tras atravesar la zona más rural de Vigo, el parque de Castrelos, desaparecer bajo la grada del estadio de Balaídos y dejar a un lado la factoría de Citroën y su entorno industrial, finalmente el Lagares vierte sus aguas en el Océano Atlántico, frente al privilegio llamado Islas Cíes. De ello son testigo los cuantiosos cormoranes y gaviotas que, como todos los demás, desarrollan su actividad ajenos al ajetreo de la ciudad. Independientemente de que sea miércoles o sábado, verano o invierno, de quién haya ganado las elecciones, de la crisis económica o de si el Celta sigue en primera división. La vida sigue. Y que siga siempre.




3 comentarios:

  1. El ¿correlimos? que pones con signo de interrogación, es un Vuelvepiedras. Saludos

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    1. Muchas gracias, Miguel, da gusto contar con la ayuda de expertos como tú! Esta nueva afición de identificar aves tiene sus complicaciones :)
      Saludos.

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    2. De experto nada, solo ayudo en lo poco que sé, otros me ayudan a mi ;) Saludos

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